12/27/2013

Metafísica de verdugos


   Será difícil desterrar la moral católica del Código Penal y de la educación pública mientras la sociedad siga entrando al trapo de su propaganda. El refranero lo dice con su tosquedad habitual: «No se puede estar en misa y repicando». Ya es triste que siga habiendo católicos, pero si los propios así llamados modernos alientan los ritos de una institución históricamente intolerante, dedicada al asesinato, la usurpación, la misoginia, la inducción de paranoias colectivas, la represión de la heterodoxia, y, sin embargo, aún hoy, subvencionada con dinero público y exenta del pago de impuestos forzosos para cualquiera, el panorama se enturbia bastante.
   Las mínimas grietas del orden establecido por donde se filtra algo de luz parecen ir, sí, a estar ahí siempre, y, no obstante, incapaces de sobrepujar el desnortamiento general.
   Hablé aquí del papa hace unas semanas. La misma estupefacción que allí expresaba ante la esperanza generada por su nombramiento, me asalta estos días de Navidad, y cada Semana Santa, cada bautizo.
   ¿Hasta cuándo?
   -Eternamente -pensará (es un decir) alguno.
   Pero, ¡ja! Cuando la tortura navideña haya desaparecido hace mucho tiempo, seguirá habiendo libertad por la calle.

Publicado en La Opinión de Murcia, 26/12/2013.

12/20/2013

Justicia poética


   Es inmoral y de mal gusto, irracional y cruel, pero celebro que el ministro Gallardón se haya roto dos costillas al precipitarse escaleras abajo mientras se disponía a sacar de paseo a sus perros. Sin duda son poca cosa dos costillas de ministro, apenas nada; mejor hubiera sido su obituario: «entre las dentelladas furiosas de uno de sus canes, de repente ido»; y aún mejor que hubiese sido el Consejo de Ministros en pleno el que cayera fulminado por el rayo justiciero de Zeus tonante. Pero algo es algo. Ojalá el dolor le esté moliendo, que respirar le atormente, y tragar saliva. Y que no pueda dormir, que rabie entre estremecimientos cada uno de esos cuarenta días que dicen los médicos tardarán en soldar sus huesos.
   Lo admito, soy un gusano insensible, roído por el rencor, un miserable sin templanza, un sádico incapaz de compasión, de empatía por él, Gallardón, ministro de Justicia que sufre y reparte dolores. Me odiarás con motivo, lector. Sin embargo, para una vez que algo del mal cae en el lado de arriba, no esperes que, hipócrita, lo lamente. Lo único que me apena del percance es que haya resultado tan liviano.

Publicado en La Opinión de Murcia, 19/12/2013.

12/12/2013

Los olivos


   Hoy debate el Parlamento la reforma del Código Penal dictada por el ejecutivo de Rajoy. Les está quedando un totalitarismo de lo más fascista. ¿Por qué les votarían? Ignorancia y maldad son los únicos motivos que encuentro, de manera que, desasosegado, concluyo que maldad es ignorancia y, en definitiva, ni Sócrates sabe. Sin embargo, ¿cabe aún alguna duda de la mala fe de los gobiernos de PP y PSOE? Cuesta levantarse por las mañanas cuando la banda de turno está arrasando con todo y, según las encuestas, podría volver a gobernar. Para un español, lo único deseable en esa situación es dejar de ser humano. Pero no hay coraje y seguimos sociales hasta límites históricos, y la forma política que padecemos es una tiranía de mentira, elegida. Cada vez más fuerte martillea el eterno «qué hacer». Y el asombro. Aquí y ahora siempre hay algo digno de ser hecho por cualquiera... Las aceitunas brillan negras en frondas de hielo verde venteadas en el monte de terrones, en viejos árboles de oscuros troncos retorcidos, maduras, olorosas, pequeñas y prietas como guijarros del arroyo, semillas que los pájaros cantantes pican. Hace frío y dolerán las manos... no se me ocurre nada más sensato que cogerlas.

Publicado en La Opinión de Murcia, 12/12/2013.

12/06/2013

Estado policía (y II)


   Lo más preocupante de la próxima Ley de Seguridad Ciudadana es que arrebatará a los tribunales el control sobre la legalidad de numerosas conductas, privando a los ciudadanos de las garantías propias de un procedimiento judicial para dejar a la arbitrariedad de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado la decisión en torno a cuándo un acto atenta contra la seguridad o el orden públicos. El Gobierno, retorciendo el lenguaje como suele, habla de despenalización de supuestos antes tipificados como faltas en el Código Penal; sin embargo, en realidad, lleva esos supuestos al terreno administrativo y les impone sanciones más graves que las ahora previstas, para que sea la Policía quien interprete y ejecute la ley como estime oportuno. Al ciudadano únicamente le queda el recurso a los tribunales una vez ha sido reprimido y multado, y para ello está obligado a abonar, además de los gastos de abogado y procurador, unas tasas que vienen determinadas por la cuantía del pleito, es decir, por el importe de la multa en cuestión. Esto no es despenalizar, sino administrativizar el Derecho Penal, sustrayéndolo a las garantías reforzadas que su aplicación exige, algo que recuerda demasiado a la Alemania del III Reich.

Publicado en La Opinión de Murcia, 5/12/2013.

11/28/2013

Estado policía


   No sabemos qué clase de trampa cobarde prepara finalmente Rajoy con la ley Corcuera, -se trata de una ley orgánica y tramitar su reforma resulta un tanto arduo-, pero la propaganda que ha hecho la televisión pública de ello apunta a objetivos claros.
   Como es costumbre en leyes de seguridad ciudadana, sembrar el miedo parece prioritario. Y desde luego lo han conseguido, porque se nos auguran órdenes paramilitares y castigos crueles para quien se resista, no ya meras multas fruto de una codicia avarienta. Lo anunciado para mendigos, putas, extranjeros, pobres y cualquiera dado a reunirse con otros o expresarse libremente, unido a la arbitrariedad impune prevista para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, corresponde a campos de concentración.
   Nadie debería aplicar una ley como esta que nos amenaza. Hoy, la obediencia tipo Eichmann habría de disculpar aún menos. Ser ciudadano exige una ética autónoma y una ley así contraría toda ética. La policía que la aplicase estaría compuesta por sicarios de una banda criminal que se mofa con desprecio de torturar a los ciudadanos, su única legitimación.
   No cabe obediencia a una ley tan abierta y descaradamente inconstitucional. Los jueces tendrían que admitir sin el pago de tasa alguna los recursos que por su causa se presentaran, y darles la razón.

Publicado en La Opinión de Murcia, 28/11/2013.

11/22/2013

El BOE de los sábados


   Los daños causados son más graves si para cometerlos se emplean medios que impidan o dificulten la defensa del agredido. El gobierno de Rajoy es en esto especialmente insidioso. Un sábado del último agosto publicó el BOE la enésima reforma laboral, aún más restrictiva con los derechos de los trabajadores que la puesta en marcha un año antes, cuando contábamos con los mismos parados que ahora. A finales del mes siguiente, también un sábado, apareció en el BOE una ley así llamada de emprendedores que, aparte de mil sandeces inútiles, regula dicha figura y sus matices -el emprendedor y la emprendeduría (sic)- en el sector educativo, obligando a docentes y alumnos a ser reglamentariamente formados y condecorados en la nueva panacea, es decir, interviniendo con engaño, bajo otro título, en contenidos de la asímismo inconstitucional ley de educación apadrinada por Wert. El sábado pasado, finalmente, nuestro gobierno ha prohibido las aceiteras. Una ley regula cómo ha de servirse el aceite y nuestro gobierno la ha modificado, y ha prescrito que la aceitera ya no es permisible. Como los fumadores, en los bares, las aceiteras han sido condenadas a la clandestinidad. Son sólo tres ejemplos. A este gobierno le da igual que nos sepamos de memoria La escopeta nacional de Berlanga.

Publicado en La Opinión de Murcia, 21/11/2013.


11/15/2013

Efemérides


   Las efemérides nos hacen recordar colectivamente acontecimientos y personas por un prurito de responsabilidad política o sociocultural, con la particularidad de que cada día hay alguien o algo que recordar, de manera que el contenido del recuerdo cambia sin tregua, hasta el punto de que, vía efeméride, el recuerdo no sólo deja de ser íntimo y personal para convertirse en social o histórico, sino que recordamos para olvidar de inmediato.
   Sin embargo, ¿se pueden objetivar los recuerdos?, ¿de qué sirve?, ¿a quién beneficia una forma de recuerdo que consiste básicamente en olvidar?
   La memoria es subjetiva, mientras la historia aspira en vano -puesto que no puede prescindir del subjetivo historiador- a objetivar. Ni siquiera son complementarias, de su unión no surge la verdad o una verdad mayor; las más de las veces se contradicen. Pero juntas ayudan a forjarse una idea aproximada de lo fundamental: que, aparte de la muerte, la ignorancia es nuestra única certeza, tópico especialmente certero cuando se refiere a los españoles y fechas como el 20 de Noviembre, al cual, entre otras infamias, debemos el actual Jefe de Estado, el actual Gobierno y la Ley de tasas judiciales, contra la que ese día, dicho de paso, a las 12, se han convocado protestas ante los juzgados de toda España (menos es nada).

Publicado en La Opinión de Murcia, 14/11/2013.

11/07/2013

Juna


   Adopté una gata hace dos meses. Tiene diez años. Yo la llamo Juna, de viejuna. Es gris, con el pelo largo y frondoso y unos grandes ojos verdes de cambiantes pupilas que atraviesan lo que ven, destacándose fijos desde su pequeña cabeza. Suele andar encorvada, tumbándose por los rincones o en la terraza. Le gusta afilarse las uñas en mi regazo y en mi pecho. En cuanto me siento, se aproxima con sigilo, se sube encima de mi y me clava lenta y despiadadamente las uñas, gozando a todas luces. No me deja leer ni fumar sin antes reclamar atención a sus deseos. Come con buen apetito y duerme de manera envidiable, lo mismo o más de lo que permanece despierta.
   Se ha escrito mucho y de maravilla sobre los gatos. Poe, Baudelaire, Borges, Burroughs... La bibliografía es inmensa y altamente recomendable, aunque a veces la fantasía los envuelva en peripecias probablemente indiferentes para ellos, que se ocupan de cosas tan sencillas. Y, sin embargo, la fascinación obliga a insistir.
   Juna... esa calma silenciosa con que se expresa la quisiera uno para sí, la ausencia de temor, la aceptación, la dulzura, el asombroso encanto natural y la precisión de sus movimientos, la determinación, el eco remoto de antiguos tigres...
   Ignoro qué habrá de depararnos el futuro y a ella no parece importarle, lo cual resulta extremadamente tranquilizador.

Publicado en La Opinión de Murcia, 7/11/2013.

11/06/2013

Excarcelantes


   Así llama Miguel Espinosa en Escuela de mandarines a una serie de personajes cuya substancia estriba en oponerse a cualquier forma de poder, encarnación del mal. Dionisio Kinós y Lamuro son los principales representantes de esta heterodoxia. Lamuro se decanta por la lucha teórica y práctica mientras Dionisio se inclina por vivir en un sentido más pagano y sensual. Se diría que en el primero alienta la idea de libertad y en el segundo la experiencia de la alegría. Lejos de contradecirse, se complementan; la Sistemática Pugna no es posible sin ambos.
   Es díficil encontrar hoy a alguien ejerciendo esta filosofía. No obstante, uno sospecha que cierto sector de la judicatura parece haber enveredado por esa senda, imputando a los hijos de puta a pesar de todo y dictando autos como los que estos días han excarcelado tras casi 30 años a dos abominables etarras en justo cumplimiento de lo resuelto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos según las leyes que les condenaron (como es natural cuando las posteriores resultan más severas).
   Infelizmente, hace milenios que se impuso la gobernación, de manera que nuestro fracaso es seguro. Pero si todavía aspiramos a la libertad y la alegría, debemos defender a estos jueces. Aun aplicando las leyes que el poder, gracias a sus votos incontables, pergeña, son los únicos capaces de atajar sus desmanes. Nosotros, sólo con omisiones podemos: no votándoles.

Publicado en La Opinión de Murcia, 31/10/2013.

11/05/2013

Apocalipsis en amarillo: EL LEVIATÁN se yergue ante el ocaso evanescente de la civilización occipital (detalle)

Apocalipsis en amarillo: EL LEVIATÁN se yergue ante el ocaso evanescente de la civilización occipital
Claudio Aldaz Casanova
Técnica mixta (óleo, acrílico, collage) sobre madera. 125 x 125 cms.

Cuaderno de bitácora, 9 Brumario, MMMCLVII.

   Descargando contralengua...

   6.30 horas ante meridiano.
   Sol verde en eclipse al oeste. Marejada a fuerte marejada a huracán con intervalos aberrantes de tifón y calma chicha.
   Última inyección administrada de metilamida: 6.15 horas ante meridiano.
   El motín arrojó un resultado óptimo, sin bajas entre los rebeldes. A las 0 horas ante meridiano, con los rayos ultravioletas del crepúsculo, repartí las cápsulas: 2 unidades de archiheroína y 3 de plusmetanfetamina azul para cada conjurado, y la rebelión empezó.
   Degollado el capitán, que dormía en su litera, incauta, estúpidamente ajeno, una sección de la que formé parte redujo al oficial de guardia en el puente mientras la segunda, más numerosa, se desempeñaba de igual modo en la sala de máquinas. Los psiconautas Gracq y Galera hacían centinela en la cubierta principal de la bodega. En el puente, crujir de listones y cristales rotos. El grumete Antolinos se aferró raudo al timón. Ha sido recompensado con el puesto de timonel indefinido. Los antiguos mandos se han mostrado pusilánimes, como era de presumir, vencidos más por el miedo que por nosotros. Bill el viejo ha destripado con su navaja uno por uno a todos ellos ante el regocijo general. En menos de una hora la nave nos obedecía.
   Rumbo a sol luna 6 rojo y amarillo del este. Tormentas de arena, remolinos de polvo sideral y lluvia tersa de meteoros. Repixelado del pabellón. Ahora lucimos la seda negra de los perdedores. Combustible fósil sustituido por baterías helicoidales y paneles solares protosensibles. Taller de armamento evacuado por la sentina; en su lugar, invernaderos. Primeras siembras del huerto proyectado: patatas, centeno, tomates y hongos abundantes. Amontonamos los cadáveres en el pañol de la aleta de estribor de la cubierta inferior de la bodega; la gusanera se alimenta de ellos produciendo humus, hilo y ceniza.
   La brigada de amazonas ha querido celebrarlo llevándonos ante Amor, que nos ha regado copiosamente de squirt milagroso. “Lo reservé durante semanas para este momento” -ha dicho Amor entre sollozos, agitando su cabellera bermeja, antes de eyacular en nuestras caras extasiadas su néctar dulcísimo.
   Repartidos los habanos de beleño, fumamos plácidamente mientras la nave se desplaza entre explosiones aerostáticas. La 8ª sinfonía de Bruckner suena a máxima potencia en los altavoces. Tarárarárara, tarárarárara, tarárarárara, chánchanchanchán, chánchanchanchán, chán chan chan chán. Júbilo unánime. En luna 10, EL LEVIATÁN quedará lejos.


Publicado en el nº 1 del fanzine AEROSTÁTICO GROTESCO
http://aerostaticogrotesco.blogspot.com.es/

10/25/2013

Una industria floreciente


   Rajoy y sus compinches afirman su fe rociera en la economía española apostándose el futuro común a la ruleta de Eurovegas y el ladrillo. Pero en esa ruleta la banca siempre gana y si la economía española no se ha hundido ya es por la sencilla razón de que la mierda flota (en nuestro caso, sobre una amplia base sumergida). Mientras el vil gobierno se obstine en sabotear las fuentes de energía renovables, resultará imposible producir nada capaz de competir en los mercados. Sumidos en el expolio progresivo de profesionales y empresarios y en el olvido acelerado de los derechos laborales, agonizamos entre el sector servicios, el sector primario y el mercado negro. Urge abandonar la hipocresía y adoptar decisiones valientes, lúcidas y rentables. Por ejemplo, despenalizar la industria del cannabis para que la enorme cantidad de dinero que ésta genera repercuta en el erario. Al parecer, no sólo destacamos en deporte y crímenes de Estado; también conservamos cierta habilidad para extraer de la tierra frutos excelentes. Los cultivadores españoles obtienen reconocimiento año tras año en cuantos certámenes internacionales se celebran sobre la materia, al tiempo que la demanda interna de hachís y marihuana, crece. Sólo por miedo renunciamos a un comercio consolidado, gigantesco, prácticamente inocuo y cuya racionalización no supondría más esfuerzo que deshacernos de la intolerancia y los prejuicios.

Publicado en La Opinión de Murcia, 24/10/2013.

10/19/2013

Ficaria
























«De más jovencico sin saberlo pintaba el aura azul en los primeros autorretratos que me hice en el campo, luego los borré todos, posteriormente me di cuenta por qué les hacía el cerco azul claro, era muy simple, lo pintaba porque lo veía, no tenia ni puta idea de pintar, era virgen.»

«El retrato puede ser terapéutico y despojar al sujeto de cosas innecesarias o enfermedades que se quedan pegadas en el cuadro, sanar por el reflejo condicionado, como los animales, es el espejo de Kafka que a veces adelanta... como un reloj.»

Carlos Pardo Gómez


   Tierra de higueras, Ficus carica, nombre de la colonia romana que hubo entre el siglo IV y V en la comarca minera de Mazarrón. Paisajes que ha pintado Carlos Pardo Gómez, andándolos una y otra vez entre el viento, el sol y las piedras. Están expuestos en la Galería Cuadros López, detrás de la Plaza de las Flores. Óleos sobre lienzos, tablas y arpilleras forman cielos y montañas, barrancos y bosques, canteras, investigan en el color y las texturas de las materias mezcladas, en la luz de los cuadros, se adentran en la abstracción, donde el referente natural convive con un universo de conceptos y símbolos pintado de viva belleza. Cézanne guía, con amor y respeto máximos. Las vanguardias, el cubismo; las dificultades. El sentido de pintar con aceite, madera y tela bajo el bombardeo de imágenes, agentes pasivos y reflejos de él, ajenos a una tradición inmejorable.

Publicado en La Opinión de Murcia, 17/10/2013.

10/13/2013

Sin tabaco


   En Gran esperanza un tiempo, libro de Roger Wolfe publicado recientemente por Editorial Renacimiento, hay un poema titulado El humo del infierno donde se dice que España «acabó de morder el polvo» con la Ley de Medidas Sanitarias frente al Tabaquismo, fruto, entre otros males, del «mediocre gregarismo» y la «estricta corrección». Uno agradece en cuerpo es alma libros así. El estado terapéutico lleva decenios imponiendo su moral disfrazada de 'Salud Pública', organizando socialmente la enfermedad, «administrando muerte», decía García Calvo. Tengo para mi que un paquete de cigarrillos al día no resulta tan pernicioso como una jornada de trabajo de la ministra Mato. Aunque seguramente este apellido es casual y yo no soy ecuánime. Fumo desde hace más de veinte años con enorme placer y no me acostumbro a salir a la calle cada vez que quiero encender un cigarro. A menudo, paladeando el dulce humo del tabaco en la puerta de un café, veo pasar a los niños de vuelta del colegio y me parece estar allí, obligatoriamente, para que los niños me vean fumar. Pero más triste es contemplar cómo tantos fumadores acatan mansamente esta prohibición ilegítima, que usurpa a los hosteleros el derecho de decidir si en sus establecimientos se puede fumar o no.

Publicado en La Opinión de Murcia, 10/10/2013.

9/28/2013

El jesuita


   Las declaraciones del Papa están alimentando un entusiasmo incomprensible. No hay motivo para el regocijo. Lo menos que cabe esperar de cualquier persona razonable es que respete la sexualidad de los demás. ¿Por qué algo indispensable para una convivencia civilizada es saludado como un alarde de magnanimidad?
   Los creyentes sabrán; a fin de cuentas, la fe es asunto privado. Sin embargo, un extremo de lo dicho por el Papa sí nos afecta a todos, cuando menos a los españoles. Y es su afirmación sobre la conveniencia de que el Estado sea laico, desideratum que no puede sino despertar indignación, pues lo lógico es que a tamaña obviedad le hubiera seguido la inmediata solicitud de rescisión, por parte de la Santa Sede, del Concordato suscrito con el Estado español, el cual, entre otros privilegios, proporciona a la Iglesia ingentes subvenciones, la exime del pago de numerosos impuestos y pone a su disposición la educación pública para adoctrinar en la fe a las nuevas generaciones.
   El Papa presume de austero, se muestra tolerante con los gays y asegura que el Estado debe ser laico. La opinión pública, cristiana, atea, homo, hetero y transexual, lo celebra con alborozo. Pero el Concordato ahí sigue, intacto, desangrando cristianamente el erario. No en vano, jesuitismo es sinónimo de hipocresía.

Publicado en La Opinión de Murcia, 26/9/2013.

9/21/2013

Una humilde propuesta


   Votar en unas elecciones con la ley electoral vigente equivale a arriesgar una fortuna al póker sabiendo que la partida se juega con cartas marcadas. Sólo un suicida o alguien tan tonto como para creer que así la baraja puede beneficiarle, jugarían en tales condiciones.
   Uno se devana los sesos pensando entonces qué hacer, y concluye desesperado que las reglas quizá cambiaran si IU y UPyD acudiesen a las próximas elecciones generales defendiendo un programa común muy sencillo, donde se exponga hasta el último detalle una ley electoral que establezca un sistema proporcional y el gobierno prometa limitarse exclusivamente a sustituir la actual norma por ésta para convocar de inmediato nuevas elecciones, ahora sí, limpias, y nada más. Esto, seguramente, es imposible. Sin embargo, la política española ha alcanzado tales cotas de aberración que ya sólo resulta deseable lo imposible.
   Naturalmente, una ley electoral justa no garantizaría una legislatura justa. Antes al contrario, es probable que pusiera de manifiesto sin trucos, en su verdadera y más terrible dimensión, la infinita estupidez de los españoles. Pero acaso lo que con más urgencia necesitemos sea enfrentarnos de una vez por todas a lo que somos.

Publicado en La Opinión de Murcia, 19/9/2013.


9/17/2013

Montesquieu se retuerce en su tumba


   Los partidos políticos actúan como organizaciones criminales. Así se desprende del art. 570 bis del código penal* y de los incontables casos de corrupción que jalonan sus trayectorias pese a los golpes perpetrados contra la independencia judicial. La ley orgánica del poder judicial de 1985 sentó las bases de lo que sucesivos gobiernos no han hecho sino perfeccionar. El actual, sin ir más lejos, protege a los corruptos manteniendo el aforamiento de diez mil cargos públicos, indultando arbitrariamente y promoviendo una ley de enjuiciamiento criminal que adjudicará la investigación de delitos a Fiscalía, institución jerárquica cuyo jefe propone el ejecutivo. Ha liquidado la independencia judicial reformando el órgano de gobierno de los jueces para otorgar a los partidos más poder en la designación de sus miembros, como si no bastara el que ya ostentan sobre los Tribunales Supremo y Constitucional. Acentúa el carácter kafkiano de la justicia mermando sus recursos y entorpeciendo los procedimientos con las nuevas leyes de planta judicial y de servicios y colegios profesionales. Y cercena derechos fundamentales mediante la ley de tasas -que somete a precio la tutela judicial efectiva- y una inminente reforma del código penal que permitirá al Estado vigilar y castigar aún más severamente a los ciudadanos.

Publicado en La Opinión de Murcia, 12/9/2013. 


* El código penal español, tipifica de la manera siguiente el artículo 570 bis:
«1. Quienes promovieren, constituyeren, organizaren, coordinaren o dirigieren una organización criminal serán castigados con la pena de prisión de cuatro a ocho años si aquélla tuviere por finalidad u objeto la comisión de delitos graves, y con la pena de prisión de tres a seis años en los demás casos; y quienes participaren activamente en la organización, formaren parte de ella o cooperaren económicamente o de cualquier otro modo con la misma serán castigados con las penas de prisión de dos a cinco años si tuviere como fin la comisión de delitos graves, y con la pena de prisión de uno a tres años en los demás casos.
A los efectos de este Código se entiende por organización criminal la agrupación formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y coordinada se repartan diversas tareas o funciones con el fin de cometer delitos, así como de llevar a cabo la perpetración reiterada de faltas.
2. Las penas previstas en el número anterior se impondrán en su mitad superior cuando la organización:
  • a) esté formada por un elevado número de personas.
  • b) disponga de armas o instrumentos peligrosos.
  • c) disponga de medios tecnológicos avanzados de comunicación o transporte que por sus características resulten especialmente aptos para facilitar la ejecución de los delitos o la impunidad de los culpables.
Si concurrieran dos o más de dichas circunstancias se impondrán las penas superiores en grado.
3. Se impondrán en su mitad superior las penas respectivamente previstas en este artículo si los delitos fueren contra la vida o la integridad de las personas, la libertad, la libertad e indemnidad sexuales o la trata de seres humanos.»

8/23/2013

Escribir poco


   Dadas mi formación y mi profesión, una influencia notable de lo que escribo es el derecho. Y en derecho, pienso, si se me permite decirlo, que habrían de escribirse nada más que unas pocas leyes justas, las menos posibles, en vez de, por ejemplo, las más de seiscientas mil que actualmente integran el ordenamiento jurídico español. Por eso escribo poco. Pues aunque sea en parte jurídico, lo que escribo no quiere legislar sobre el mundo, sino describirlo e imaginarlo desde distintos puntos de vista, comentarlo. Obviamente, ya esto significa querer que algo -lo que escribo- sea de un modo determinado, ansiar poder sobre ello, en vez de vivirlo a su aire. Razón de más para escribir poco.

7/04/2013

Propiedad, naturaleza


   «Pues la verdadera democracia consiste en ver en cada silla un trono». Esta frase de Chesterton explica que a muchos que lo tenemos en gran estima como autor, nos suenen ciertas alabanzas que otros le hacen a ruido de cañerías, sobre todo cuando alguno de ellos, como Juan Manuel De Prada, se empeña en esgrimir sus juicios –los de Chesterton- para defender causas quizá más propias de un abogado como Lèon Bloy, el cual, sin embargo, parece no existir siquiera en la a buen seguro nutrida biblioteca del Señor De Prada.

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   En Shakespeare nunca lo hizo, Bukowski dice que un hombre tiene que vivir con muchas mujeres antes de encontrar la suya, si es que la encuentra. Dice que él tardó 56 años en encontrar a Linda Lee, y que le valió la felicidad, porque Linda Lee era su mujer. Se inclina por que es cuestión de suerte, una especie de fatum amoroso que, si sucede, lo hace cuando un hombre, después de vivir con varias mujeres, ha aprendido lo necesario.

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   Todo es juego, pero juegan frívolos, trágicos, tragicómicos, esperpénticos, corruptos... Aquí juega todo dios y «escribe, literalmente, hasta el apuntador», como dice Roger Wolfe, de modo que no hay quien se libre. Porque el juego es trágico, y no saber ni querer jugarlo, empeñados como estamos en mandar, el atavismo más ruinoso que arrastramos como especie.

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   Contra la preeminencia de lo verbal sobre lo sustantivo en el lenguaje.- El uso del participio como adjetivo desvela que el epíteto implica ya verbalidad, un modo de acción. Pero las sustancias, como dice Heráclito, permanecen cambiando. De manera que no puede sostenerse jerarquía alguna entre las cosas y su devenir. Las sustancias son libres o no son. Y la cosa del lenguaje, que es cosa por ser acción, «lo que habla», como dice Gª Calvo, sólo se cumple en el concurso vario de sustantivos, verbos, complementos y adjetivos. 

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   Largueza del arte y cortedad de la vida.- El arte es tan largo que hace eterno cada instante vivido en pos suyo, ese tiempo humano fracasado, que no alcanza nunca a morir con la tarea concluida y, sin embargo, persiste obstinadamente en ella, a sabiendas de su destino fugaz.

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   Propiedad, naturaleza.- Metafísica de religión y paganismo practicante.

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   He preferido ser despreciado por borracho y tomado por loco, incluso enloquecer de amor, a cometer las villanías que nuestro tiempo exige para elevar a alguien a la categoría de hombre prominente.

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   Ética de la abyección.- Baja condición ser mal padre de los propios hijos, pero si a la vez se es mal padrastro de los ajenos, y permanecen la soberbia intacta, la buena conciencia hipócrita en la sumisión tramposa, el incansable dedo acusador sobre las espaldas de otros y el proselitismo de un coro con que condenar a los culpables, entonces no actúa sino el fútil tormento del inquisidor.



6/26/2013

Intención de voto


   Votaría a un programa político cuyos dos únicos puntos fuesen: 1. Reformar la ley de referéndum para que, cumplido un quórum del 50%, todos y cada uno, en igualdad de condiciones, legisláramos sobre cualquier materia directamente, y 2. Una ley de iniciativa legislativa popular que permitiese a diez mil suscriptores proponer referendos sobre toda clase de normas.

6/20/2013

Defender la pintura (sobre NO LLORES POR MI, ARGENTARIA de Miguel Fructuoso)


Miguel Espinosa construyendo un avión para largarse de aquí
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 114 x 146 cm.

    En un primer acercamiento a estos cuadros de Miguel Fructuoso, sentí la tentación de dejarme llevar por el tropel de evocaciones que muchos de los personajes que recrean provocaba en mi ánimo, de manera diría que irremediable, por utilizar un término característico de uno de ellos: Miguel Espinosa, puesto que forman parte de mi particular canon, son también mis héroes y maestros, figuras que han marcado mi trayectoria como lector, hitos de un panteón sagrado a los que no he cesado de regresar una y otra vez, encontrando siempre un caudal inagotable de goces, estímulos y consuelo.
    Cómo no fundirse con el «Je est un autre» de Rimbaud, o con las aventuras psiconáuticas de Burroughs, o con los espíritus libres a los que Nietzsche interpelaba, a los que buscó incansablemente, creándolos al fin desde su pensamiento vivo, o con las visiones de futuro de Huxley, que tan espantosamente nos asedian a diario, obligándonos a reconocer que estamos empantanados, en el polo opuesto a la sabiduría de lugares como su isla... La isla... cuya lectura tendido en la arena dorada me sobrecogiera bajo el limpio cielo azul frente al Mediterráneo, siendo apenas un niño que se preguntaba cómo había soportado Espinosa pasar tanto tiempo en Murcia, donde yo apenas alcanzaba a desfogarme con el rock & roll, quemando endemoniadamente los fines de semana mientras devoraba libros con avidez insaciable, presa de oscuras premoniciones.
    El panorama que presenta No llores por mi, Argentaria es terrible. Se diría que, de tener la oportunidad, Murcia hubiera nombrado a Goebbels Gran Pez con la misma cínica desenvoltura con la que invitó a Carl Schmitt a sentar cátedra en su universidad.



Rimbaud vs...
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 100 x 81 cm.


Goebbels Gran Pez
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 157 x 200 cm.


Vecinos cooperando
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 114 x 146 cm.


Burroughs
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 146 x 114 cm.


  Pero, además de lo que esos referentes puedan sugerirnos, No llores por mi, Argentaria trata, es evidente, de pintura. Por eso resulta tan útil la mención a Francis Picabia, ya que puede hacer para el espectador las veces de bisagra, y dirigir el discurso de la serie hacia lo fundamental precisamente por tantos elementos narrativos -literarios, que alejan la obra de lo pictórico- como el surrealismo emplea en su labor, prescindiendo del lenguaje propio de la pintura, mejor dicho, adjudicándole una función subordinada, usándola para ilustrar fenómenos no estrictamente pictóricos. La posibilidad de especular en torno a personajes y títulos y complacerse en recuerdos, asalta provocadoramente, pues también eso puede hacerlo la pintura, y Fructuoso parece decirse: «¿Por qué no?», subrayando los aspectos gráficos como si lanzara un simpático guiño al observador. Sin embargo, en la galería de mitos que propone, a mi juicio, son los pintores: Picabia, Artaud, Malévich, Polke y Lissitzky, los de mayor peso. Para comprender cabalmente No llores por mi, Argentaria es preciso fijar en ellos el foco, porque, en realidad, lo que cuenta es la pintura. Picabia, Artaud, Malévich, Polke y Lissitzky, aparecen como coetáneos, en circunstancias similares a las que pueden envolver a cualquiera el día menos pensado. Miguel convive con ellos cotidianamente. Gracias a ellos y a otros muchos, sabe que la pintura puede representar pero también expresarse con su propio lenguaje. El recorrido histórico de escuelas, zonas y épocas del arte que desarrolla Polke en su obra, queda reflejado en estos cuadros al advertir los diferentes estratos de lectura que permiten. La base material es una selección nada inocente de fotografías impresas en tela sobre cuyas tintas el pintor contrapone retratos y situaciones aludiendo oportunamente a los aguafuertes de Goya. A la vez, despliega una fascinante paleta de abstracciones que ya no sirven a relato externo alguno, sino que plasman el lenguaje específico de la pintura, trazando geometrías, abriendo espacios donde colores, materiales y formas se comunican en su propio idioma jugando incesantemente, sin someterse a más referente que ellos mismos. Algo de lo que resulta complicado hablar pero que se siente con claridad, porque se basta a sí mismo para expresar lo que expresa, sin necesidad de nada más que de sí mismo.


Más burros españoles
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 146 x 114 cm.


Polke saltando y riendo
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 195 x 150 cm.

     
    Miguel da vida a esa naturaleza pintándola con pasión. Sabe que no es la anécdota, el relato o el retrato, sino la pintura, lo verdaderamente esencial. Por este motivo yo agradezco doblemente su trabajo. Porque además del placer que ha supuesto para mi encontrar estos lienzos y la alegría enorme que me han deparado, a través de ellos he descubierto a Polke y a Lissitzky, empapándome como en una fuente misteriosa de su excepcional magisterio, aprendiendo a ver más penetrantemente, librándome por fin de la estrechez de miras desde la que durante años me había relacionado con lo que yo creía la abstracción, para cambiar mis opiniones por un conocimiento más hondo y sutil de la pintura, que tanto placer y tanta sabiduría es capaz de ofrecer aún, a poco que el artista se decida y asuma la extrema dificultad que enfrenta.
    Añadir, por último, que el sentido del humor de Miguel es de la más rebelde ironía. Con espray rojo, amarillo o azul, al mismo tiempo que prosigue el repaso, la indagación y la experimentación gráficas y pictóricas, introduciendo una nueva técnica: el graffiti, ilumina de un fogonazo el negro predominante, riéndose a carcajadas, pero, sobre todo, adscribiéndose de manera libre y consciente, -aceptando voluntariamente la responsabilidad que ello conlleva-, a una tradición con fuerte componente crítico y satírico de la pintura española, tradición que le parece digna de defender y en la que, a la vista está, vale la pena seguir profundizando. Esa gratitud respetuosa, exenta de servilismo hacia la tradición, encuentra en la experimentación con estilos y formas de No llores por mi, Argentaria su expresión natural. Aparte de los nombres citados, cabe pensar en otros muchos, innumerables, porque Miguel no cesa de cultivar su curiosidad; junto a Polke, Malévich o Lissitzky, uno imagina a sus maestros y amigos de Murcia: Párraga, Cacho, Belzunce, Haro... 


Picabia vs...
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 100 x 81 cm.


Malévich en el INEM
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 146 x 114 cm.


El Lissitzky contemplando el panorama
Impresión digital, acrílico y esmalte sobre lienzo. 114 x 146 cm.




6/16/2013

Isonomía


   Si hay algo políticamente incorrecto ello tal vez sea, precisamente, el ejercicio del poder político por parte de los seres humanos. Algo que tiene más que ver con nuestras acciones que con los lenguajes o símbolos con que las representamos. Si algo sabemos del ser humano en el ejercicio del poder a lo largo de la historia, es de su inmensa capacidad para realizar desastres. Por eso tal vez lo idóneo no consista tanto en seguir experimentando nuevas formas de perpetuar ese dominio como en tratar de repartirlo entre todos al mismo ras para ver si así se disuelve. Para hacer esto posible, contamos con un instrumento al que se puede apelar ya, el referéndum, que según el artículo 92 de la CE de 1978 se aplicará a “Las decisiones políticas de especial trascendencia”, y que constituye una forma de gobierno exenta de privilegios. Es necesario abolir los privilegios legales. Si no somos iguales ante las leyes, las leyes nos castigan. Sería cuestión de someter a referéndum una nueva ley orgánica de desarrollo del mandato al que dicho art. 92 obliga en su párrafo 3º, el cual dice que “Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum”, que desarrolla de manera restrictiva la vigente ley orgánica 2/1980, creando una modalidad de referéndum prácticamente irrelevante. Es necesario reformar esa ley orgánica 2/1980 y otorgar al referéndum su capacidad de determinar “decisiones políticas de especial trascendencia”, como la reforma del código penal (sometido a una silenciosa carnicería desde hace años), el régimen fiscal, la función del ejército, el catálogo de derechos, deberes y libertades fundamentales de los ciudadanos, la forma de Estado, etcétera.


3/14/2013

¿Dostoyevski o Eurovegas?


  Scommette, perde.
  Giacomo Casanova

  Dostoyevski dictó El jugador en un mes a la secretaria de su editor para saldar con éste una deuda. Dostoyevski era jugador; ludópata, diría un psiquiatra. Utilizó su propia experiencia para contar esa historia, donde más que de disquisiciones en torno al azar, se nos habla de la voluptuosidad de la incertidumbre vivida por el jugador mientras aún desconoce si ha ganado o ha perdido, que alcanza el éxtasis cuando la mano se decanta a su favor y se convierte en tristeza cuando ocurre al contrario, y que desciende luego, al proseguir jugando sin freno, a otro éxtasis, el de la culpa más flageladora.
  Es probable que Dostoyevski se excediera irresponsablemente en sus pasiones, pero también que atendiese con singular acierto a su acendrada vocación de místico y psicólogo. Comoquiera, sus cartas fueron, a la vez, excelentes y amargas. Cabe pensar que las de todos lo son, y que Dostoyevski las jugó a su modo, como cada uno al suyo. El juego es ineludible. Incluso quien se deja guiar por otro en el juego está jugando a su modo.


Publicado en el nº 13 del Fanzine Fare Ala


2/27/2013

Sobre un fragmento del "Lapidario"


  En el prólogo a su Lapidario, dice Alfonso X:

  Los que escribieron de las piedras, así como Aristóteles que hizo un libro en que nombró setecientas de ellas, dijeron de cada una de qué color era y de qué tamaño y qué virtud tenía y en qué lugar la hallaban; y así hicieron otros muchos sabios que en estas cosas tocaron. Mas entre aquellos hubo algunos que se metieron más a saber el hecho de ellas y pensaron que no les bastaba conocer su color, su tamaño y su virtud, si no conociesen cuáles eran los cuerpos celestiales con que habían atamiento y de los cuales recibían la virtud por la que se enderezaban a hacer sus obras según el enderezamiento del estado de los cuerpos de arriba, en toda obra de bien o de mal (…) de cada una, cuál color y cuál nombre y qué virtud tiene y en qué lugar es hallada; dice de la estrella y de la figura que está en el grado de aquel signo, de donde ella recibe fuerza y virtud; y esto según el sol corre en todo el año por los grados de las figuras de los doce signos.

  ¿Debemos erigir monumentos a quien así nos habla? La ciencia y la modernidad nos dicen sin duda que no. Y, sin embargo, ciencia y modernidad tampoco nos libran de seguir sin saber nada más que excepciones infinitas y muy poco a bien vivir. De manera que no podemos negar de plano el pasado, porque ni estábamos allí ni hemos mejorado tanto; la libertad humana escasea como siempre pese a que la sustancial libertad del caos entreverado donde deviene el universo, es lo más que columbra últimamente la ciencia, y guardar sin reverencia en la memoria frases que se nos oponen, ayuda a ensancharla; aunque en nada coincidan con nuestro punto de vista y nuestra conveniencia, aun sin creerlas, dan paso a lo que ignorábamos, iluminan algo que permanecía hasta entonces en la oscuridad; cambian el pensamiento, que se hace libre, vivo, capaz de nutrirse con aquello que al principio sólo le produjo rechazo.


2/18/2013

Los papeles de Alí


  Tuve que esperarla más de dos horas, de pie bajo la lluvia, helándome de frío. Finalmente llegó. Abrió la puerta y subimos sin cruzar una palabra. Entramos en la habitación y empezó a besarme, a arrancarme la ropa. Aguarda un poco, le dije, y ella calla, déjate hacer. Su lengua revoltosa se retorció en mi boca. Tomó mi mano, la llevó a su culo y apretó con fuerza. La suya frotaba mi entrepierna. Me tiró en la cama de un empellón, riendo. Sus ojos brillaban. Te quiero, dije; calla, repitió mientras se sentaba a horcajadas sobre mí. La excitación me ganó enseguida, sus gemidos precipitaron mi orgasmo en cuanto se hizo penetrar. Tres, cuatro sacudidas a lo sumo y me derramé dentro como un principiante. ¿Ya? y había irritación en su pregunta. Perdona, murmuré. Me tienes harta, Alí. Cada vez que pronunciaba mi nombre un espasmo me azotaba el pecho. ¿Por qué sólo lo dices para protestar? ¿Qué? Mi nombre. No empieces, Alí. ¿Lo ves?, otra vez.
  Desmontó para encender un cigarro y se encerró en el baño. Escuché correr el agua de la ducha y prendí un cigarro también yo. Miré arriba, al techo, la pintura desconchada de otra habitación anónima, los insectos muertos al trasluz en el cristal del deprimente plafón, siempre en pensiones mortecinas y ruinosas, desde que llegué, y eso con suerte. Miré abajo, mi cuerpo moreno, mi sexo encogido, impregnado aún, húmedo. Sentí frío. No me acostumbro al frío del norte, ni a la lluvia.
  Salió del baño bien acicalada. ¿No te vistes? inquirió, rezumando hastío. Callé. Haz lo que quieras, prosiguió, la habitación está pagada hasta mañana. Saldré luego, añadí, he quedado con el párroco ése, dijo que me ayudaría. ¿Ese? replicó ella, ya sé yo lo que busca ése. ¿Qué insinúas? le pregunté. No conocía al sacerdote, sólo había hablado con él por teléfono, en una ocasión, aquella misma mañana, apenas dos minutos. Tampoco me quedan más opciones, continué, si no renuevo ya papeles acabarán echándome. No empieces otra vez, Alí. No empiezo nada, es sólo que a ti te importa un bledo si me expulsan o no. No es verdad. Claro, no es verdad, una polla así no es fácil de encontrar por estos pagos. No entiendes un carajo, Alí. Yo he sido sincera, nunca te he ocultado nada, y tú dices que quieres aceptarlo así, pero está claro que no puedes. Pero sabes que sería muy sencillo, que podrías arreglarlo si te diera la gana. Te he dicho mil veces que no pienso casarme contigo, Alí, ni lo sueñes, ¿de veras crees que estoy tan loca? Que nos acostemos juntos de vez en cuando no significa nada. ¿Nada? yo, ingenuo. ¡Nada! ella, tajante. Y ahora me voy. Cogió su bolso. ¡Espera! exclamé. Me levanté de la cama y sentí el suelo helado bajo mis pies. ¿Qué quieres? Nada, respondí, sólo que charlemos un rato. ¿Charlar? Lo siento, Alí, ahora tengo que irme. ¿Adónde? Tengo una cita. ¿Con quién? Ya lo sabes, no insistas. Con él sí, ¿no? Con él sí, ¿qué? A él sí piensas cazarlo, ¿no es eso? Callaba, y su silencio me enardecía como una descarga eléctrica. ¿Sólo somos eso?, ¿una buena polla o una cuenta corriente? Estás mal, Alí, no lo pagues conmigo. Me voy. No, no te vas. La agarré del brazo. Vas a quedarte un poco más, conmigo. Me haces daño, suéltame. Vas a escucharme tú ahora. ¡No aprietes tanto!
  Le solté un bofetón con toda el alma y cayó de bruces. Me miró con odio, espetándome una sonora carcajada. Sentí dolor de la humillación. Ella reía y reía, y su risa tenía un sonido horrible. No podía soportarlo, las lágrimas se me escurrían de los ojos, nublándome la vista. Su risa no cejaba, infernal. ¿Qué voy a hacer ahora? grité. Eso no es asunto mío, ella, gélida como un glaciar. Rió de nuevo. Me enfurecía oírla. Volví a pegarle, con más rabia. Se asustó. Ver el miedo en su semblante me hizo reír a mí esta vez. Volví a castigarla aún más duramente, con el puño en la sien. Clamaba. Me abalancé sobre ella, inmovilizándola con mi peso. ¡Puta! mientras le golpeaba la cabeza contra el piso.
  Después sólo recuerdo estar en la calle, bajo la lluvia y el frío, temblando, empapado, esperando al párroco en la puerta de la iglesia. No aparecía. Aquel bastardo también me hacía esperar. Llegó, finalmente llegó exhibiendo una estúpida sonrisa. Yo estaba furioso. Entramos en un bar y comenzó su perorata insufrible, apenas escuché una sola frase de lo que dijo, pero podía advertir la tierna compasión con que observaba mi infortunio desde su seguridad, clavándose en mi cuello como un cuchillo, cortante, sajándome por dentro. Sentí náuseas y corrí al retrete a vomitar. Él se quedó pasmado, mirándome con una mueca despectiva. Me lavé la cara, las manos, me mojé la nuca y me enjuagué la boca. El frescor en la garganta me apaciguó un poco. Salí de nuevo. No, la verdad era que no me encontraba bien. Sí, tal vez lo mejor fuese tomar aire, respirar hondo el aire de la noche. Afuera seguía diluviando. El cura no cesaba su parloteo; yo no escuchaba. Era como un runrún indescifrable que martilleaba mis oídos. ¿Va a ayudarme? le pregunté al fin, ¿logrará que renueve los papeles? ¿sí o no?, para eso ha venido, ¿verdad? Permaneció callado un instante y luego dijo que sí, pero también dijo que no era seguro, y que no resultaría fácil. Tengo frío, dije yo, tiritando. ¿Tienes dónde pasar la noche?, preguntó. Sí, he alquilado un cuarto en una pensión cerca de aquí. Sugirió acompañarme para tratar allí los detalles necesarios. Asentí y le señalé el camino. Poco me importaba ya cualquier cosa, andar o quedarme parado, mojarme en la calle con el estómago vacío o dormir caliente después de un festín. Sin trabajo, sin dinero, solo. Lo único que deseaba era conseguir los malditos papeles para dormir en paz, aunque sólo fuera una noche, dormir.
  Abrí la puerta de la habitación sin pensar en lo que hacía. Ella seguía allí, tumbada boca abajo sobre el charco de su sangre oscura, pastosa. El cura emitió un alarido chirriante. Cerré la puerta y le pedí que se calmara. Le acerqué una silla y le expliqué que habíamos reñido, que le había pegado pero que pensaba que estaría bien, que se habría marchado ya cuando yo regresara. Y allí estaba, muerta. Yo la había matado.
  Rompí a llorar y de rodillas me aferré al párroco suplicándole auxilio. Estoy solo, sollocé. El clérigo tomó mi cabeza entre sus manos, acarició mis cabellos. Me rogó sosiego con voz suave. No temas, susurró dulcemente, yo te ayudaré, tranquilo. Levantó mi cabeza sosteniéndola entre sus manos delgadas, pálidas. Acercó la suya. El caudal de lágrimas chorreaba por mis mejillas. De pronto sentí su lengua fría en mi boca, moviéndose de un lado a otro como un reptil nervioso. Lo arrojé lejos de mí con toda la fuerza de que fui capaz, salió por los aires su cuerpo menudo y al caer dio con la cabeza contra el suelo. Sonó un chasquido sordo, un hilo de sangre manó de entre sus labios, sus miembros se convulsionaron dos, tres veces, y se quedó rígido.



  Los periódicos locales no cuentan nada de esto. Tampoco la televisión. Ni la radio. A la salida del juzgado la turbamulta hacía guardia. Me escupían con cólera, me lanzaban imprecaciones y amenazas; un huevo podrido me alcanzó de pleno en el rostro mientras los policías me empujaban a rastras dentro del furgón. Como un perro. Nada puedo esperar ya. A sus ojos soy un asesino frío y sin escrúpulos; yo encarno la crueldad. Soy un monstruo que nada merece. Ni siquiera nombre tengo ahora. Todas las noticias me refieren con sólo dos palabras: «el marroquí». Al principio me costó entender que hablaban de mí, no me reconocía en ellas. Sigo sintiéndolas algo ajeno, lejano. Solamente por casualidad me tocan. Me he convertido en lo que ellos quieren que sea. Soy lo que estaban buscando, lo que más necesitan. Prestarme a ello ha sido el más infame de todos mis crímenes. 


2/14/2013

Haiku de las tres luces


          La luciérnaga
          en el jazmín estival.
          Estrellas... Alba.



1/25/2013

Mis problemas con la televisión


  Ayer, mientras me comía una deliciosa pizza delante de la tele, asistí a la ejecución de un hombre. En la imagen, su figura se recortaba de espaldas en medio de un pedregal polvoriento, arrodillado y maniatado, con una venda en los ojos. En primer plano, una silueta oscura le apuntaba con el fusil. Luego, un disparo sordo, la ráfaga iluminando, un instante, y el cuerpo de aquel hombre se desplomó en el suelo como un saco de cebollas.
  Mi reacción inmediata, automática, instintiva, no pensada, consistió en dejar de comer, como si mediante el ayuno pudiera expresar mi condolencia. Pero no sentí dolor. Apenas podía sentir nada. Continué con los ojos clavados en la pantalla, contemplando el enésimo homenaje que el mundo rendía a un futbolista.
  Recuerdo haber presenciado otras veces escenas semejantes en televisión, recuerdo entristecerme o indignarme ante ellas, cambiar de canal o apagar la máquina con horror. Pero no ayer. Ayer permanecí inmerso en mi inercia de telespectador, arrastrado por la espiral de imágenes, sin saber qué pensar, ni cómo.
  Horas después, avanzada la tarde, la secuencia se repetía en mi memoria. El hombre de espaldas, arrodillado, la detonación y el fulgor, y el cuerpo que caía. Una y otra vez.
  Esta mañana he vuelto a recordarlo con nitidez, y sigo sin saber con certeza qué pensar. Es más, me pregunto si debo o no extraer alguna conclusión de todo esto.
  Un hombre armado mata a un hombre indefenso. Algo que ha ocurrido desde el origen de la humanidad y que, por tanto, puede considerarse como propio de la naturaleza humana. Algo que, en cualquier caso, no constituye una novedad.
  Lo nuevo estriba en que ese hecho es registrado y transmitido a todo el orbe de manera instantánea. Podemos verlo aun estando a miles de kilómetros. ¿Nos ayuda eso a comprenderlo?, ¿dice algo de nosotros mismos?, ¿debería hacerlo?
  Lo primero que observo es el rechazo. Sin excepciones, el hecho es condenado por cualquiera que tenga noticia de él. Pero esa negación no impide que el asesinato se repita. Ahora mismo, en algún sitio, un hombre armado está matando a un hombre indefenso, y mañana otra noticia mostrará la nueva imagen de ese mismo acto.
  Condenar una acción no evita que esa acción vuelva a producirse. ¿De qué sirve, entonces, el juicio?
  Para encontrar un sentido, sólo puedo interpretar todo esto de una forma: veo al asesino y lo juzgo cruel, malvado. Me veo a mí mismo, que no soy un asesino, que no soy, por tanto, cruel ni malvado como él. Y entonces pienso: soy bueno.
  Sin embargo, ¿podría llegar a esa conclusión de no existir el asesino?
  ¿Qué es peor, un asesino o quien necesita de asesinos para saberse bueno?
  Otra posibilidad excluye juicios, pero temo que también el sentido: un hombre armado mata a un hombre indefenso. Yo no soy un asesino, ni voy armado; aunque tampoco me han asesinado, ni estoy indefenso. ¿Me parezco a alguno de ellos?, ¿no soy humano como ellos?

1/13/2013

Curvas


  Cada vez que corto un pedazo de cartón para la boquilla de un porro, me paro a pensarlo. Siempre enrollo la boquilla en espiral. “Esta espiral abrirá un camino” –me digo. Pues no encuentro manera más rápida y fácil de abrir camino, de «hacer camino», como decía el poeta escribiendo, que esa espiral. Así que prosigo mi camino buscando el encendedor en un bolsillo. Prendo el cigarrillo de cáñamo y a través del tubo de cartón, la sustancia, entra y fecunda la sangre de mis pulmones, directa al cerebro por las carótidas, ahíta de oxígeno.
  El jardín resplandece. Crea formas. Siluetas contra el disco borroso del sol, que lanza a mis ojos trozos del filo de su circunferencia ígnea, sin recorrerla, no deja recorrerse el sol de cuánto brilla y se ve claro. Es una instantánea espiral negra con pétalos bermejos de flores de pascua contra el cielo espumoso del sol nublado de música y alimentos.
  -Alucinación –escucho que digo.
  -Eso es sólo una manera de llamarlo –me contradice para mi sorpresa la imagen del espejo.
  -“Eso” –replico, marcando las comillas con los dedos alzados de mis manos- es una carta blanca salvaje.
  -Pues si de “eso” se trata –continúa ella, es decir, yo, remedando mi propio gesto-, déjame hablar del relieve de surcos en la piel de piedra de las palmeras, de racimos de dátiles color naranja, de rosales amarillos empreñados en lechos de tréboles, de pinos monumentales, de cien ramas, altísimos y verdes, llenos de piñas y raíces, de animalillos pequeños, del petirrojo, la serpiente y el escarabajo de pico de hierro, del musgo marrón, seco de las cortezas, de los gusanos de dentro, de los alcaloides de la seta del suelo, de arbustos espinosos y rastrojos, de las estrellas indiferentes arriba, refulgiendo, ¡soles innúmeros alrededor de nosotros!
  Pero es imposible.
  -¿Y si lo mejor de ti lo es porque lo ignoras? –me tiento, como un demonio.
  -¡Basta, basta! -grito.