12/27/2013

Metafísica de verdugos


   Será difícil desterrar la moral católica del Código Penal y de la educación pública mientras la sociedad siga entrando al trapo de su propaganda. El refranero lo dice con su tosquedad habitual: «No se puede estar en misa y repicando». Ya es triste que siga habiendo católicos, pero si los propios así llamados modernos alientan los ritos de una institución históricamente intolerante, dedicada al asesinato, la usurpación, la misoginia, la inducción de paranoias colectivas, la represión de la heterodoxia, y, sin embargo, aún hoy, subvencionada con dinero público y exenta del pago de impuestos forzosos para cualquiera, el panorama se enturbia bastante.
   Las mínimas grietas del orden establecido por donde se filtra algo de luz parecen ir, sí, a estar ahí siempre, y, no obstante, incapaces de sobrepujar el desnortamiento general.
   Hablé aquí del papa hace unas semanas. La misma estupefacción que allí expresaba ante la esperanza generada por su nombramiento, me asalta estos días de Navidad, y cada Semana Santa, cada bautizo.
   ¿Hasta cuándo?
   -Eternamente -pensará (es un decir) alguno.
   Pero, ¡ja! Cuando la tortura navideña haya desaparecido hace mucho tiempo, seguirá habiendo libertad por la calle.

Publicado en La Opinión de Murcia, 26/12/2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario