7/03/2012

Fractales


  Veo la urdimbre inconmensurable de relaciones en que me desenvuelvo, tanto individual como políticamente considerado. Mi familia, mis amigos y conocidos, la lengua en que me expreso y que entiendo, los partidos a los que no voto, las religiones en las que no creo, las ideas que no comparto, lo que como y lo que bebo, la mar fulgiendo como un espejo de plata en el horizonte y este calor intenso de todos los veranos, las costumbres que he adoptado, como leer filosofía, madrugar, ducharme a diario, trabajar cinco días a la semana o fumar una o dos pipas de kif de cuando en cuando, las experiencias que he pasado... Recuerdos que una y otra vez vuelven, cada vez con mayor fuerza. Toda la juventud ya en el recuerdo ¡y aun así más viva que nunca! Me veo plenamente consciente de mi juventud y, como siempre, el conocimiento llega después de lo que hubiera deseado.
  Veo que, asímismo, mi familia, mis amigos, mis conocidos, mis desconocidos, y todo bicho viviente contemporáneo o pretérito, se hallan o se han hallado inmersos en amalgamas comparables a la que me afecta a mí, con algunos puntos o incluso ramificaciones en común entre ellas pero originales en casi todo lo demás, siempre nuevas, como fractales.
  Al fin veo eso que quizá en pos de una hipotética objetividad -la cual no deja en el fondo de ser mera asepsia y, por tanto, relación superficial con aquello de que trata- algunos denominan entorno o red sociales; y que dichas perspectivas casi nunca tienen en cuenta aspectos como el clima, la alimentación, la lengua, las costumbres, los pensamientos y las vivencias de cada cual, fijándose fundamentalmente en parámetros económicos y de integración social para establecer esta o aquella visión de la realidad.
  Entorno… red… como si además de rodearlo, no lo traspasara todo eso a uno... ¡Pues también se es entorno y red!, ¡piedra y centro arrojados al mar!
  El viento azota los pinos afuera. Y cuanto más claro lo veo, más complejo se me aparece el mundo. En sabiduría no hemos progresado desde Heráclito. Hegel, que es filósofo, escribe una nota inmensa al pie de Heráclito. Parece que describa ese pie humano con el que el Oscuro midió el sol.


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