Los daños causados son
más graves si para cometerlos se emplean medios que
impidan o dificulten la defensa del agredido. El gobierno de Rajoy es
en esto especialmente insidioso. Un sábado del último agosto
publicó el BOE la enésima reforma laboral, aún más restrictiva
con los derechos de los trabajadores que
la puesta en marcha un año antes, cuando contábamos con los mismos
parados que ahora. A
finales del mes siguiente, también un sábado, apareció en el BOE
una ley así llamada de emprendedores que,
aparte de mil sandeces inútiles, regula dicha figura y sus matices
-el emprendedor y la emprendeduría (sic)- en el sector educativo,
obligando a docentes y alumnos a ser reglamentariamente formados y
condecorados en la nueva panacea, es decir, interviniendo con engaño,
bajo otro título, en contenidos de la asímismo inconstitucional ley
de educación apadrinada por Wert. El sábado pasado, finalmente,
nuestro gobierno ha prohibido las aceiteras. Una ley regula cómo ha
de servirse el aceite y nuestro gobierno la ha modificado, y ha
prescrito que la
aceitera ya no es permisible. Como los fumadores, en los bares, las
aceiteras han sido condenadas a la clandestinidad. Son sólo tres
ejemplos. A este gobierno le da igual que
nos sepamos de memoria La escopeta nacional de
Berlanga.
Publicado en La Opinión de Murcia, 21/11/2013.
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